lunes, 2 de diciembre de 2013

Rena tiene 10

AHHHHH!!! Unas greñas despeinadas!!!! Ah no, es mi Renata que se acaba de levantar!
-No papá, me levante desde temprano
-Entonces?? Y ese cabello??
-hay papá, es el airecito de la Rosa de Guadalupe que me despeinó
-Pues te pega el aire y te pego yo si no te peinas!!!
-Ya estoy peinada papá.
-Qué???  Mhh… ok, bueno…!! De todos modos te quiero hijita, sobre todo porque no me has dejado tranquilo, porque me mueves el corazón y las emociones todo el tiempo. Porque me haces desvelarme mirando que hagas la tarea que no hiciste durante el día, y porque no te aprendes las tablas. Pero sé que eres una buena niña que quiere ser mejor y que llora a veces cuando no la ven. Pero sabes que te quiero, verdad? Y si no te quisiera, pues ya te hubiera comprado un póster de Justin Bieber y tu gorrita de virgencita de guadalupe. Pero porque te quiero es que estás conmigo, pues yo te tejí y me gusta que estés conmigo aquí en mi corazón haciéndome cosquillitas con tus pelitos. Gracias por haber nacido y por haber escogido a este viejo gruñón para hacerlo enojar más.

Feliz cumpleaños número 10.
Ya ves cómo si puedes tener 10???

lunes, 15 de abril de 2013

16 de abril


Un día como hoy, 16 de abril pero del 2000, fui, por primera vez y para siempre, papá. Era papá de un bebé de 3.1 kg y de 49.5 cm de estatura. Hoy, 13 años después soy padre de un guapo, adolescente formal y enorme. Y volteando la mirada hacia el pasado, puedo observar con todos los colores que el daltonismo me permite, darme cuenta que es muy fácil no dormir por estar arrullando y cambiando el pañal de un bebé que exige comida, que tiene calor, hipo o simplemente quiere mirar y sonreír a su alrededor. Es menos sencillo cuidar a un adolescente que se siente mayor y que dice no necesitar cuidados aunque grite con vehemencia que los desea; es menos sencillo cuidar a un adolescente que no se deja cuidar y que no se deja mimar aunque reclame mimos.
Héctor, yo estoy aquí para ti, ahora sin pañales en las manos ni su característico olor a talco, sin biberones, pero aún sin dormir, aunque ahora por otras causas, por preocupaciones tan importantes como las de hace 13 años. Al principio, en aquellos días, mi preocupación principal era que vivieras con salud y con alegría; era que aprendieras a sobrevivir, a estar con los demás, que tu aprendizaje funcionara para tu futuro inmediato y a largo plazo. ¿Y ahora? ¿Ahora no es lo mismo? ¿Ahora no esperamos eso mismo tú y yo? La diferencia está en que ahora tú participas en ello, ahora tú también decides lo que aprendes y eso para mí, es una doble preocupación.
¡Ay! Si siguieras siendo ese bebé de tres kilos cien gramos, de cuarenta y nueve centímetros y medio, ese bebé de sonoros llantos y de interminables biberones, seguirías siendo ese hombre del futuro que sonríe, que llora, que llena mis esperanzas y vacía mis bolsillos.
Yo, como tu padre, estoy por ti y para ti aunque ahora me hayas transformado en un increíble monstruo que te ama.


¡Feliz cumpleaños hijo y gracias por hacerme feliz!